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jueves, 10 de junio de 2010
La amenaza latente
Bilbao.-Estaremos preparados para cualquier eventualidad, ya sea por tierra, mar o aire". Estas palabras de Bheki Cele, comisionado nacional de Policía, no son más que una de las numerosas llamadas a la calma llevadas a cabo por las autoridades de Sudáfrica y de la FIFA para tratar de apaciguar las aguas de una de las cuestiones más candentes y polémicas que han surcado el universo futbolístico desde que se hizo oficial que este país iba a albergar el Mundial de 2010: la seguridad.
Sin embargo, la cruda realidad que vive esta nación, que en 2008 y 2009 ha registrado más de 18.000 asesinatos al año -tasa que multiplica por diez la de Estados Unidos- y 5.700 delitos graves diarios, no hace más que desafiar esos testimonios de cariz optimista, como el pronunciado recientemente por Danny Jordaan, presidente del Comité Organizador, quien aseguraba que "los aficionados, los equipos y los turistas estarán a salvo".
El último incidente que pone en duda la seguridad sudafricana tuvo lugar ayer mismo, a poco más de 48 horas de que dé comienzo el Mundial, cuando un hotel en el que permanecen alojados una veintena de periodistas que cubren la información de la selección portuguesa fue asaltado de madrugada y tres de ellos fueron robados por un grupo de hombres armados. Los hechos tuvieron lugar sobre las 05.00 horas de la mañana, cuando los asaltantes entraron en la habitación de tres periodistas, dos portugueses y un español -Miguel Serrano, de Marca- y se llevaron todo su equipo de trabajo -material fotográfico, ordenadores, teléfonos móviles, dinero, documentación, ropa y las credenciales del Mundial-, aproximadamente unos 80 kilogramos de material, aunque los periodistas no sufrieron daños personales.
Los ladrones accedieron al recinto del hotel Nutbush Logde, situado en un paraje solitario y a escasos kilómetros del lugar de entrenamiento de la selección lusa, campo a través y entraron en las habitaciones mientras los periodistas estaban dormidos. Sin embargo, uno de ellos, el enviado especial del Jornal de Noticias y de O Jogo Antonio Simoes, se despertó cuando estaban en su cuarto dos asaltantes, que le pusieron una pistola en la cabeza mientras le gritaban "¡Duerme, duerme!". Tras abandonar los ladrones su habitación, Simoes permaneció cubierto por las sábanas por temor durante cerca de una hora, tras lo cual avisó a sus compañeros y a la Policía de lo sucedido. Fue entonces, cuando los periodistas de Marca y del semanario Expresso se percataron de que habían entrado en su habitación y les habían desvalijado. Los enviados especiales que cubren la información de Portugal, que ya habían expresado su malestar por la insuficiente seguridad del recinto, afirman que, tras lo sucedido, prefieren alojarse en Johannesburgo, situado a unos 75 kilómetros al sureste de Magaliesburg, que arriesgarse a que vuelva a ocurrir algo parecido. La Policía pudo localizar a uno de los asaltantes a través de la señal emitida por uno de los móviles robados y recuperar parte del material sustraído, aunque todavía falta confirmación oficial de este extremo.
Al ser cuestionado sobre este incidente, el Comité Organizador del Mundial remitió a la Policía para cualquier información. "Hemos recibido la notificación sobre este presunto atraco y estamos a la espera del informe policial. No tenemos datos al respecto", afirmó el director de Comunicación de la FIFA, Nicolas Maingot. El incidente no ha suscitado ninguna preocupación ni en el mencionado organismo ni en los responsables del Comité Organizador, cuyo director de Comunicación, Rich Mkhondo, afirmó que a dos días del comienzo del Mundial todo marcha bien. "No hay nada que nos preocupe y lo que deseamos es que empiece ya el torneo. Estamos satisfechos después de tantos años de preparativos en colaboración con las autoridades sudafricanas, que nos han ayudado mucho. Ahora lo que queremos es disfrutar con los partidos", subrayó Maingot. El Comité Organizador tampoco está preocupado por cuestiones de seguridad. "Lo que nos preocupa son los posibles atascos para el partido inaugural", dijo.
Otros incidentes Pese a la aparente tranquilidad mostrada por los organizadores, el debate sobre el nivel de seguridad que ofrece Sudáfrica a la hora de albergar un evento de estas dimensiones ha sido constante, más aún desde el atentado que sufrió la selección de Togo en su desplazamiento a la Copa África celebrada en Angola. Tampoco el temor de conflictos raciales tras el asesinato en abril del líder ultraderechista sudafricano Eugene Terreblanche o la entrada en escena de Al Qaeda, cuya amenaza ha sido minimizada por el comité de seguridad, han ayudado a crear un clima tranquilizador.
Más recientemente, concretamente el pasado domingo, una avalancha en los compases previos de un amistoso entre Nigeria y Corea del Norte en el estadio Majulong de Johannesburgo dejó un saldo de 16 heridos, mientras que la web El Confidencial Digital aseguraba ayer que un equipo del canal de televisión Cuatro se vio atrapado el pasado sábado en un gran atasco como consecuencia de un espectacular atraco en la autopista que une Johannesburgo y Soweto. Los ladrones, armados y vestidos de agentes de Policía, utilizaron dos camiones para sacar de la carretera a un blindado cargado de dinero y, posteriormente, abrieron fuego con rifles AK-47 y M16 contra los ocupantes del furgón, resultando heridos de gravedad dos vigilantes. Además, en su huida acabaron con la vida de un agente de la Unidad Canina e hirieron gravemente a otro.
Grandes inversiones Pese a estos incidentes, Sudáfrica no ha escatimado esfuerzos a la hora de intentar blindarse con el objetivo de evitar cualquier tipo de altercado. Además de recomendar encarecidamente no desplazarse a algunos enclaves conflictivos, la organización ha invertido 200 millones de euros en el reclutamiento, equipamiento y formación de los más de 43.000 agentes que custodiarán las ciudades que ejercerán de sedes y los puestos fronterizos, mientras que tres fragatas del ejército vigilarán la zona costera. Toda protección es poca para intentar que la amenaza latente no vaya más allá.
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